LÀMBI

LÀMBI, pronunciada aproximadamente como «lam-bee» significa frontera en wolof, lengua nativa usada en las regiones donde habita la etnia wolof, mayoritariamente en Senegal, y también en Mauritania y Gambia, regiones de donde proceden gran parte de los migrantes que llegan a Canarias en busca de asilo. A las costas canarias han llegado, sólo en el último mes de octubre, más de 13.000 personas por vía marítima.

En esta muestra expositiva pretendemos, a través de tres propuestas, ahondar en el concepto de frontera, territorio y traslación, y abordarlo desde diferentes perspectivas. Las diferentes acepciones, sentimientos y situaciones que surgen de la palabra FRONTERA, abordada desde: una perspectiva documental, por Samuel Nacar; otra perspectiva de Tania García, que a través de una situación utópica plantea una reflexión sobre la constitución del sujeto, su identidad y los múltiples elementos que interfieren en la realidad con la que convive; y una tercera, en la que Gabriel Tondreau, se aproxima al concepto con el uso de símbolos y la libre asociación.

¿Cuáles son las raíces que arraigan, qué ramas crecen
en estos pétreos desperdicios? Oh hijo del hombre,
no puedes decirlo ni adivinarlo; tú sólo conoces
un montón de imágenes rotas, donde el sol bate,

y el árbol muerto no cobija, el grillo no consuela
y la piedra seca no da agua rumorosa. Sólo
hay sombra bajo esta roca roja
(ven a cobijarte bajo la sombra de esta roca roja),
y te enseñaré algo que no es
ni la sombra tuya que te sigue por la mañana
ni tu sombra que al atardecer sale a tu encuentro;
te mostraré el miedo en un puñado de polvo.

T.S Eliot, La tierra baldía. El entierro de los muertos.

 

Karla Erauzkin y Gabriel Tondreau.

Samuel Nacar, fotoperiodista, ha trabajado durante los últimos años cubriendo las rutas migratorias hacia Europa. En 2016, publicó el libro «Pisadas de agua y sal» con la editorial Pagés. Ha trabajado como freelance para El País, la Deustche Welle, TRT y otros medios. Trabajó como segundo cámara en el documental «Ulysses» de National Geographic, dirigido por Samuel Granados. Ha sido el project manager del proyecto «El futuro es ahora» para Playground. En 2020 ganó la segunda beca Joana Biárnes con su proyecto «Cartas a Mariví», sobre la desindustrialización y despoblación de España, y ha ganado el Premio al Mejor Proyecto en el festival de cine Abycine . Entre otros reconocimientos a su carrera ha ganado el IPPA awards y medalla de oro en los PX3 por su cobertura del desalojo de Calais en 2016.

En esta ocasión, con motivo de la Bienal Internacional de Fotografía de Tenerife (FOTONOVIEMBRE 2023), Samuel, recién regresado de su última travesía a bordo del Open Arms, quiere hacer una pequeña retrospectiva, una especie de mapa de personas, de historias, de realidades… construyendo un relato a través de la composición de imágenes.

La Ruta Canaria, más conocida como “Ruta de los Cayucos” es una puerta en el Atlántico hacia Europa. Tras una década en desuso, durante la pandemia volvió́ a ser transitada, con la mayor afluencia de su historia, convirtiéndose en una de las rutas marítimas más peligrosas del mundo para los inmigrantes. Nacar estuvo en 2020 en Canarias, cubriendo la crisis de las pateras, por lo que conoce la problemática local, pudiendo extrapolar su discurso a la crisis migratoria global.

“Cuando hablamos de migraciones, de la motivación para documentarlas, tenemos que ir a los puntos básicos que nos unen, y para mi ese es el mar. El concepto del mar para nosotros, donde pasamos las largas horas de verano y con el que soñamos durante todo el invierno para que nos de fuerzas, porque sabemos que si aguantamos un poquito más, podremos escaparnos unos días a nuestro pequeño paraíso. Cuando llegué a Grecia la primera vez en 2015, el mar se había convertido en un auténtico desconocido para mí. Tardé casi un mes en bañarme en las costas de Lesbos. Los chalecos inundaban las playas y el mar había dejado de ser ese paraíso a ser una simple puerta de entrada, que se llevaba a muchos por delante. Por eso, y tan sólo después de un mes recibiendo pateras en la costa norte de esta isla perdida del Egeo fuimos capaces de bajar corriendo a la playa y bañarnos y reencontrarnos con él.

Desde hace siete años mi enfoque como periodista ha sido exclusivamente cubrir las rutas migratorias europeas, por una especie de amor y odio hacia nuestro continente. Cada día que veo a cientos de miles de personas enfrentarse al mar por tener un cachito de nuestra vida me llena de orgullo saber que hemos construido un mundo mejor en nuestro pedazo de planeta, pero por otro me entristece profundamente ver como despreciamos constantemente las vidas de miles de migrantes que intentan llegar a nuestras costas. Cómo criminalizamos de forma constante sus intentos por tener una vida mejor. Y es eso mi gran motivación por contar y seguir documentando, cueste lo que cueste, las rutas migratorias.

Para esta muestra, me gustaría que el punto de unión sea aquellos que evitan que el mar en las Canarias se convierta en un lugar oscuro e impenetrable que soló trae drama y sufrimiento porque gracias a ellos nuestro mar sigue siendo nuestro. Y los chalecos no se acumulan en las playas ni nuestras playas se convierten en desconocidas. Mi único objetivo es conseguir que aquellos que vienen a nuestra tierra sientan que el mar, un día dejará de ser el muro al que enfrentarse y será́ el lugar donde podrán pasar las largas horas de verano.”

Tania García es Licenciada en Bellas Artes, con máster en Filosofía, Cultura y Sociedad por la Universidad de La Laguna.

Es una artista multidisciplinar, mediadora artística y cultural que transita entre las prácticas artísticas contemporáneas y la educación experimental.

Crea proyectos con una clara mirada activista y enfocada en acercar la cultura contemporánea a todo ciudadano, propiciando la producción de cultura y conocimiento de manera colectiva.   A través de proyectos donde se fusionan diferentes disciplinas, como el diseño gráfico, la fotografía, el video, la performance, la instalación o la escultura, para plantear el arte como una herramienta de acción social, buscando la reflexión y la participación.

Ha realizado performance en Canarias, Oslo, Madrid, Murcia, Oporto, Lisboa, Valencia, Noruega y Suiza. Ha recibido el segundo premio de escultura de los Juegos Canarios, por el Gobierno de Canarias, y el primer premio de Pintura Maxoarte, por el mismo organismo público. Y ha realizado diversas residencias artísticas en Suiza y Tenerife.

Así define la artista su propia práctica:

¿De dónde eres? Es el interrogante que vertebra e inicia mi práctica artística. Es una pregunta elemental a la hora de entablar una conversación con alguien que apenas conoces. Surge de forma espontánea, es supuestamente fácil de contestar y propicia un acercamiento en primera instancia… suave. La respuesta, sin embargo, sitúa al individuo interrogado, en un territorio específico, con una identidad cultural, unas estructuras vinculadas al género, moviéndose en un estrato social determinado, desvelando en ocasiones la esfera íntima y sobre todo en muchos casos sus limitados campos de acción. Esta sencilla pregunta, se asienta en las entrañas de la sociedad ejerciendo un poder imperceptible y en constante e inmediata evaluación del sujeto. En definitiva, esta pregunta a priori superficial, es una gran máquina de significar y encasillar, que en ocasiones oprime y delimita.

Estos limitados campos de acción, estos casos de opresión y delimitación – ejercidos de forma inconsciente por todos nosotros – donde encontramos al cuerpo claramente sometido a un poder con un orden determinado muy vinculado al territorio, son los que me interesa experimentar simbólicamente a través de una obra multidisciplinar de marcado carácter performativo. Este carácter performativo y por ende relacional, me posibilita el juego, el desconcierto, la descontextualización de un espacio-tiempo colectivo, en busca de una nueva conceptualización colectiva, que ponga en tela de juicio la vaguedad de los relatos que giran en torno a la identidad, la migración y la pertenencia. Esbozo así, una obra que surge del conflicto, de la duda. Una obra que invita a replantear códigos y fórmulas.

Gabriel Tondreau, artista visual, co-fundador de AGÜITA Arte Contemporáneo, y vigente ganador de la Bienal Regional de Artes Plásticas de Santa Cruz de Tenerife, quiere aprovechar la oportunidad que supondría formar parte del circuito de programación del TEA para esta Bienal Internacional de Fotografía de Tenerife.

Tondreau ha realizado exposiciones en importantes galerías, espacios independientes e instituciones públicas, tanto en Barcelona, como en Santiago de Chile, Valparaíso y Marbella (Barcelona: Galería Esther Montoriol, Lab36, Fundación Felicia Fuster, Espronceda Institute of Art and Culture, Chile: Galería Arte Espacio,

Vloc, Casa Andacollo, Parque Cultural Excarcel de Valparaíso, Marbella:Galería 151…). Como director artístico de NDNBLE (compañía de artes escénicas) ha conseguido en dos ocasiones los fondos de cultura nacional y de las artes de Chile, y se encuentra en actual expansión internacional con la compañía de teatro francesa MPTA, con la que en 2023 ha estrenado su tercer espectáculo, presentado en el festival internacional Utopiste. Ha colaborado con artistas, y ha realizado residencias artísticas en Fabra i Coats, Centro Cultural Picasso Homecourt Francia y PAA Barcelona entre otras.

A día de hoy regenta su propio espacio artístico, en la capital de Tenerife, donde reside actualmente. AGÜITA Arte Contemporáneo, es un taller abierto y galería de exposición. Un amplio espacio polivalente de convergencia y participación artística.

Su trabajo se basa en el constante ensayo y error por medio de múltiples disciplinas. Aunque mayoritariamente trabaja en pintura, haciendo acopio de elementos relacionados con el paisaje, el color y la postproducción. Tondreau resignifica los elementos e imágenes recogidas por medio del cambio y la variación disciplinar. Así pues podríamos definir su estilo como el “no estilo”, ya que su incesante camino en la investigación pictórica varía las técnicas y las formas de expresión como ejercicio de honestidad con su obra y su persona, que como todo elemento de la naturaleza, vive en constante cambio.

El artista, en esta ocasión, pretende ampliar el registro del lenguaje visual a la conceptualización y resignificación de elementos del día a día, del mundo cotidiano. Gabriel Tondreau aborda este tema con tres imágenes que se presentan como; la expectativa, una pintura de forma ovalada que intenta asemejarse al sol o a un foco de luz donde quedan atrapados y retenidos diferentes insectos. La tela de araña, símbolo lleno de diferentes significaciones en diversas culturas como elemento disuasorio, y representativo de peligro al estar hecha esta de cadenas de seguridad y por último una corona de espinas hecha de pan, la corona que representa al mártir y la idea de transición de un estado a otro, el cruce de esa frontera desconocida hacia la vida eterna.

Los elementos dispuestos buscan generar una especie de estética sagrada, como de mausoleo o santuario, con estos tres elementos, padre hijo y espíritu santo.